Hola, tanto tiempo. Esto de no tener internet es un espanto (bue que exagerada), pero se extrana bloggear y postear. Escribo desde un cyber chino, la pantalla cada dos minutos se invade de caracteres chinescos que elimino y reaparecen. A mi alrededor, adolescentes de todos los colores juegan en red a no se que juego y gritan y fuman. Lindo ambiente para concentrase y postear. Pero es lo quihay por ahora.
Resumen de la situacion:
Casa nueva, felicidad absoluta. Farfolidad a pleno.
Beca, clases de teatro. Energia desbordante, ganas de producir.
Auspicia esta informacion telegramatica: cyberchino, tres euros la hora y se me acaba el tiempo.
Hace un rato, sentado en el bordecito de la entrada del banco, el clochard del barrio. Siempre en el mismo lugar, siempre la misma sonrisa amarga. Supe que yo formaba parte del barrio el dia que el me saludo. Siempre la misma conversacion, identica a si misma : buenos dias, buenos dias, todo bien?, si si gracias. Su ruta.
Hoy cuando pase, vi que tenia un perro. Nunca lo habia visto antes, capaz que siempre estuvo ahi, mezclado con las mantas y todas las cosas que tiene al lado suyo. Estaba en el medio de la vereda, tocandole la cabeza al perro. Me llamo la atencion la manera de hablarle, con tanto cuidado y carino, y me di vuelta y pense, a ese perro le pasa algo.
Al rato volvi a pasar, estaba sentado en su bordecito y el perro acurrucado al lado. El dialogo habitual, solo que esta vez, por primera vez, agregue un : y usted?
Y la respuesta fue un barboteo de palabras lastimosas : el perro...enfermo... vomito todo...el doctor...ahi...ni lo miro...nada.
El clochard barboteaba su queja desolada, el perro me miraba con ojos enormes, con esa mirada que tienen los perros cuando estan enfermos o cuando uno los reta. Y a mi se me estrujaba el corazon.
Esta vez la que barboteo fui yo. Bueno... manana va a estar mejor... ya va a pasar... Hasta manana...
Me senti tan estupida con mi consuelo incongruente.
En fin, cada cual tiene sus penas. Vamos a ver como amanece el perro manana.