jueves, julio 19, 2007

Espirales

La primera vez que nos vimos yo tenia dos trencitas, muchas pecas en la nariz y ansias de aprender a escribir en cursiva. Ella tenia el pelo ondulado y una gran sonrisa con la que nos invitaba a entrar al aula.

Nos reencontramos en cuarto, y me encanto seguir transitando de su mano el mundo del aprendizaje. Me acuerdo que tenia unos sellitos de colores, y en vez de notas en el cuaderno nos ponia un osito azul cuando las cosas nos habian salido muy bien, y unos pollitos rojos cuando la cosa habia estado mas complicada.

De las letras y los numeros pasamos al escenario; al año siguiente paso de ser maestra de grado a dar los talleres de teatro. Asi fue que descubri el placer de jugar en escena, inventar situaciones, personajes y darles vida.

La primaria termino pero nosotros seguimos viajando y experimentando teatralidades en su taller de la calle Concepcion Arenal. Alli pase mi adolescencia, entre mates y escenario. Despues partio a trotar por el mundo, subida a una caravana que va haciendo arte por america latina.

Y ahora, 27 años despues de aquella nena con trencitas, nos encontramos una vez mas (pero nunca nos perdimos de vista), en el Paris que las dos queremos tanto. Un abrazo eterno, inmenso, cargado con tantos anos de compartir camino. Sigue teniendo el pelo ondulado, y esa sonrisa franca, genuina, tan vital. Y sigo aprendiendo de su manera de vivir la vida jugando. Maestra, guru, amiga entranable, fue un gustazo reencontrarnos desde las que hoy somos.

Al irse nos dejo una piedra de obsidiana que la acompaño durante un largo trecho de su camino. Piedra que tiene en el centro un espiral, un modo de decirnos que las vueltas de la vida, que se abre una nueva etapa.

Y nos dijimos hasta la proxima, porque a esta altura quien duda de que nos vamos a volver a encontrar?

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