domingo, abril 03, 2005

Caminatas



He visto cosas, pero... un restaurant chinocacher! Never in my puta life. La imagen de un chino con la kipa y los rulitos de David me parece tan extraño como que exista un Papa negro, ejem, pero que los hay los hay.

Esto lo descubrimos en una de las caminatas parisinas, caminatas que parten de un lugar preciso para irse abriendo en un sinfin de calles y recorridos. Que sensacion placentera la de caminar sin rumbo fijo, sin punto de llegada. Dejarse guiar por los adoquines hasta que las piernas anden solas, y entonces entregarse al andar. No preocuparse de nada mas que de observar el alrededor y perderse en las meditaciones internas que se vuelven tan arborizadas como el camino; se abren y se ramifican sin destino predeterminado.

Y tomarse el tiempo para vivir la caminata, no tener hora de llegada, la misma sensacion de libertad de no poner el despertador y dejar que el sueño se agote y entonces despertar con la seguridad de que dormimos todo lo que habia de ser dormido.

Es la primera vez en mi vida que no tengo horarios fijos. Primera vez desde que voy al jardin de infantes que no tengo que entrar a tal hora y salir a tal otra. 27 años de cumplir rituales horarios es una cuota mas que suficiente como para merecer un respiro, una gran bocanda de aire, una gran estirada de musculos, un gran sacudimiento de esqueleto y espiritu, la libertad de hacer lo que quiero, cuando quiero, como quiero. Una gran adquisicion.

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