viernes, mayo 25, 2007

El grabador rojo, ensayo de ausencia

Lo peor cuando te sacan algo no es el objeto en si, sino todo lo que uno deposito en el. El odio que uno siente es el de sentirse desposeido de algo que llevaba tanto de uno mismo.

No se que edad debia tener, pero deseaba con locura tener un grabador (asi se le llamaban en esa epoca) para escuchar la radio, casettes y grabar cosas. Cuando llegaba a mi pieza silenciosa imaginaba lo que podria llegar a ser llena de sonidos, mis sonidos, los seleccionados por mi, para mi. Planeaba en mi cabeza todo lo que haria si tuviera uno, hasta que un dia, creo que fueron los reyes, o algun cumpleanos, finalmente aparecio. Hermoso, rojo furioso, doble casettera, lleno de botoncitos, era el sueno hecho grabador.

Nuevito, apenas si habia tenido tiempo de escuchar un par de casettes, un fatidico dia que nunca jamas olvide ni voy a olvidar, entraron despiadadamente en casa, papa no estaba, mama estaba en la cocina y la hicieron subir con nosotros dos, mi hermanito debia tener dos anios algo asi. Nos metieron en mi pieza, nos ataron cada uno a una silla y mientras uno de ellos bajaba a revolver la casa, el otro nos amenazaba a punta de revolver. Yo intentaba desatarme disimuladamente, pensaba que si ellos hacian algo a alguien yo iba a levantarme e impedirlo. No se como se me ocurrio esa idea, solo recuerdo mi cuerpo tembloroso pero decidido. Me dolio ver a mi mama tan angustiada, ella pedia que no nos lastime, no pensaba en ella, solo pensaba en protegernos a nosotros, sus dos cachorros, con una furia de leona, furia que evidentemente yo, leona en miniatura en ese momento, ya habia heredado de ella. Me dolio tanto ver que habian atado las manitos chiquititas de mi hermano con un pedazo de cordon, o hilo, o soga, era una soga creo.

Finalmente se fueron. Tiraron todo, dieron vuelta la casa, se llevaron lo que encontraron. Y mi grabador nuevo. Llore de panico, de terror, de alivio. Me alegre de sabernos bien, a salvo. Tuve que convivir diariamente con la pesadilla de ver transformada mi pieza, lo mas intimo que tenia, en un lugar ajeno, ultrajado, siniestro. Me recompuse, mi pieza volvio a ser mi lugar. Pero la tristeza profunda que dejo ese vacio en mi mesita de luz me acompano indefinidamente. Despues me regalaron otro, pero nunca fue aquel, aquel con el que tanto habia sonado, acariciado en mi ilusion, hecho realidad en ese rojo brillante.

Quizas lo recuerdo tan vividamente porque haya sido la primera experiencia de perdida; quizas haya sentido por primera vez el dolor de ser arrancada de algo que queria tanto, una especie de ensayo a escala cachorra de las terribles perdidas que tendria que vivir mas adelante. Porque que es el duelo sino el trabajo de aceptar que con lo que se fue, se fue tambien un pedacito de uno mismo.

No hay comentarios.: