La luna de miel fue onda road movie; autito alquilado 0km rojo pipicucu para recorrer los valles calchaquies con sus rutas de piedra, arena, serruchos, pozos, precipicios. Los paisajes mas alucinantes y magicos que vi en mi vida.
Saliendo del parque nacional los cardones, agarramos una ruta que se volvio camino de tierra y un rato despues arena arena arena. Estaba diciendole a farfo "estas seguro que la ruta era por ac...?" cuando un sacudon me hizo callar (y para hacerme callar tiene que haber sido realmente significativo). El auto se habia clavado en la arena, que llegaba hasta el paragolpes. Ponemos piedras delante de la rueda, detras, cartones, tratamos de sacar la arena con ramas, lo empujamos de todos lados y nada, cada vez que prendia el motor nos enterrabamos mas.
Miramos alrededor: un maravilloso paisaje calchaqui, cerros de colores, enormes, iluminados por el sol... y nadie, pero nada, nadie, ni un mosquito. Y el celular sin senal, o-b-v-i-o.
Seguimos intentando, el sol empezaba a caer, nos paramos los dos con las manos en la cintura y nos dijimos: que carajo hacemos? Asi fue que armamos un bolsito para la caminata y nos aprestamos a encarar la ruta hasta encontrar el pueblito que habiamos pasado hacia unos cuaaantos kilometros, tratando de ni pensar cuanto ibamos a tardar ni si se nos iba a hacer de noche.
No habiamos hecho ni medio metro cuando farfo se queda momificado en medio del camino y balbucea "los enviados de Ala!" Pense que se habia apunado y estaba delirando, lo mire y el repitio "los enviados de Ala!" Mire en la direccion de su mirada y vi un reflejo del sol en algo metalico. Un ovni, pense, estamos fritos.
Pero no. Eran hombres con palas. Por un momento fui presa del terror, me imagine que venian, nos robaban, nos apaleaban y nuestros gritos rebotaban en los cerros infinitos. Una vez que estuvieron cerca vi que ademas de los dos hombres venia una senora con un cabrito. Balbuceamos algo incomprensible y los hombres nos dijeron que nos habian visto pasar desde la finca donde ellos trabajaban, y como no nos vieron volver, y ese camino conducia a ninguna parte, pensaron que seguramente nos habiamos quedado en el camino y se vinieron a rescatarnos.
A palazos y empujones de ellos dos mas el farfo lograron desenterrar el auto. Farfo saco del baul un vinazo que teniamos y se los ofrecio, a modo de agradecimiento.
Yo temblaba, pero no se si del susto o de la emocion. Porque me agarro una emocion! Pensar que existe gente que te viene a ayudar asi de gaucha nomas (con toda la connotacion del termino), sin esperar nada, sin pedir nada. Gente que se deslomo laburando todo el dia y al final de su jornada todavia tiene una mano amiga para darsela a quien la necesite.
A veces uno se pregunta que puede hacer para cambiar un poco el mundo en el que vivimos. Lo que hace esta gente, me digo, son pequenas grandes revoluciones cotidianas. Y una mas otra mas otra hace que las cosas tomen otro rumbo. A fuerza de solidaridad, humanidad, generosidad, hacen que las comunidades sean verdaderas redes, nucleos, lazos. Si cada uno tuviera por dia un par de gestos asi, seguramente la cosa iria tomando otro color y sin querer queriendo se haria resistencia al avance de la deshumanizacion.
Gracias, de todo corazon, a estos anonimos hacedores de la revolucion.
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