El otro día descubrí azorada que el olor a las mandarinas esas que estamos comprando ahora ( las que vienen en cajoncito), impregnada en los dedos da como resultado el olor a cuando yo iba al zoológico de chica a visitar a los bambis y les daba de comer las galletas esas con formas de animales con los confites grandotes rosas y amarillos.
Es increible el poder de los olores de evocar en un instante con total precisión toda una época, una situación, un lugar.
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