Cuando el reloj marcaba las 00:00 del 08/03, y despues de haber recibido un beso hermoso, enorme y un abrazo al ritmo de Porgy and Bess pensaba en cual seria el comun denominador, la condicion sine qua non, lo que siempre estuvo y siempre tendra que estar, si o si, para que esta fecha tenga validez para mi. Y la respuesta que me vino es : soplar las velitas.
Pueden ser las de numero decoradas con brillantina, las multiples velitas individuales, las que soplas y se vuelven a prender. Puede ser un fosforo, un encendedor, una vela Ranchera. En el medio de una torta, clavadas en una factura o un alfajor, en el medio de una pizza, pegada con cera en un platito. Lo importante es soplar.
Debe ser porque el aliento es simbolo de vida, y entonces tener aire capaz de apagar una velita es una especie de oda a la vida. En todo caso, ese es para mi el elemento que siempre debe estar presente cada 8 de marzo.
Eso y los tres deseos. Tradicion que me transmitio mi mama, una mujer maravillosa que sabe acompanar y sostener nuestros deseos como nadie y luchar para que podamos hacerlos realidad. Mi mama ante cada torta con velitas habida y por haber, estemos donde estemos y seamos quienes seamos, en el momento en que la persona toma la gran bocanada de aire e infla el buche, para las rotativas y vocifera "tres deseos, tres deseos!" Es totalmente logico para mi; la persona que me dio la vida es quien, en el momento de celebrarla, se encarga de recordarme que desear es estar vivo, y que ella esta ahi para alentarme a formular mis propios deseos.
Me gusta tomarme ese pequeno momento antes de soplar, la luz anaranjada de las velitas, la gente que quiero rodeandome y concentrada en mi, y entonces de golpe los ruidos se oyen en sordina, la imagen se vuelve borrosa, yo me concentro en mi misma y pienso con todas mis fuerzas en cuales son las tres cosas que mas deseo, las formulo claramente y ahora si, vuelvo a ver nitido, junto aire, todo el aire del que soy capaz y soplo, con toda mi alma.
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