viernes, abril 14, 2006

Mama Angustia

Mamá Angustia en la puerta
Llora y da de mamar
Llora porque su hombre en la taberna
Se está bebiendo el jornal.

Yo iré si tu lo quieres
A buscar a tu Juan
Que ha perdido el camino de tus ojos
Y no lo puede hallar.

Pero nunca llores en la puerta
Cuando das de mamar
Nunca las dulces lunas de tu pecho
Se vuelvan lunas de sal.

José Pedroni "Mamá Angustia" (fragmento)


Una mujer maravillosa, inteligentísima, que revolucionó el psicoanálisis de niños con su capacidad de entenderlos, de escucharlos y por sobre todas las cosas su profundo respeto por ellos, cuenta en uno de sus libros una anécdota de una situación que vivió trabajando en la maternidad de un hospital en la época de la guerra.

Me pareció grandiosa y emocionante, así que quise compartirla con mis lectores. Con ustedes, Françoise Dolto (traduccción del francés by myself):

En la sala de guardia de la maternidad, un día una de las médicas me dice "Tenemos una mamá que acaba de parir que tiene muchísima leche! Vamos a poder alimentar a tres bebés!" (Durante la guerra, faltaba leche para alimentar a los bebés).

Al día siguiente la misma médica desesperada me dice "No sabe lo que pasó! La mamá dio la teta a su bebe una vez y después de eso la leche se le cortó completamente".

Nadie entendía nada.
Entonces yo le dije "hay que hablar con esa mujer. Puede ser que su mamá no le haya dado la teta cuando ella era bebé, y entonces al sentir el bebé recién nacido contra su pecho, haya surgido una especie de profunda culpabilidad".

Naturalmente, todo el mundo en la sala de guardia se mató de risa: "Esas son las ideas de los psicoanalistas... !"

Unos días después me reciben en la sala con gritos y saludos de honor : "No sabe lo que pasó! Le volvió la leche!" Y la medica explica: "Le conté todo esto que hablamos y lo que Ud. había dicho a la enfermera que se queda a la noche en la maternidad. La enfermera habló con esta mamá, que enseguida se largó a llorar diciendo que ella había sido abandonada y que nunca había conocido a su mamá".

La enfermera tuvo la presencia de espíritu que no tuvo ninguno de los médicos. Ella maternó a esta joven mamá, fue dulce y afectuosa con ella diciéndole "Vos estás hecha para ser una buena mamá, y vas a quedarte con tu bebé". Y agregó "yo voy a darte la mamadera que tu mamá no te dio". Y después de haber puesto el recién nacido entre los brazos de la mamá, la enfermera le dio a la mujer un biberón, tomándola entre sus brazos con ternura.

La leche de esta mamá volvió unas horas después.


Aplausos para la genia de Dolto por ser tan perspicaz, y para la enfermera que supo decir y hacer lo que hacía falta. Escuchar, respetar el sufrimiento, decir las palabras adecuadas, estar presente y acompañar.

Nunca las dulces lunas de tu pecho se vuelvan lunas de sal.

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