martes, junio 13, 2006

Cronica de un estreno

Sabado 10 de junio,

13h: nos juntamos todo el grupo en el teatro, mucho calor, yo trataba en vano de comer un sambuche, mientras mi estomago estaba demasiado concentrado en esa "cosa" que te viene cuando estas por estrenar, vulgarmente conocida como nervios o en frances, trac.

14: la directora nos hizo venir a todos al escenario, hicimos ejercicios para la voz, para poner en movimiento el cuerpo, para relajarnos. Nos hizo ponernos en circulo y nos dijo que estaba muy contenta del trabajo que habiamos hecho durante todo este ano, y nos dio dos recomendaciones: disfrutar cada segundo del espectaculo y actuar juntos y no cada uno por separado, que si en el escenario estamos cada uno a la escucha de los otros, el publico lo siente y todo se potencia.

15h: pausa para hacer pipi, popo, fumar, morderse los codos, comerse las unias, etc. Reviso obsesivamente ochenta millones de veces todos mis vestuarios (me cambio seis veces de ropa durante la obra), viendo que no falte ningun detalle.

16h: vuelta al escenario, "merdes" generalizados, nervios de punta y la directora que nos dice "correooo" y nos da a cada uno un sobre con nuestro nombre. Dentro del sobre, un senalador de regalo con una reproduccion de un cuadro que tiene algo que ver con cada uno, y una cartita.

A mi me toco "el beso" de Klimt y entre otras frases emocionantisimas que me escribio me puso "no te hagas ningun problema por la obra, para vos el escenario es tu casa, disfruta mucho, vos sabes hacerlo". Asi que consecuentemente, primeras lagrimitas.

16h45: hacemos silencio entre bambalinas, el publico empieza a entrar, escuchamos el ruido de la gente sentandose, los murmullos, la sala se llena por completo.

17h: la gente esta instalada, nos vienen a avisar que la funcion va a empezar. Cierro los ojos, pienso "estas por entrar al escenario, es un momento unico, disfrutalo". Se apagan las luces de la sala, respiro hondo, y... al escenario!!!

A partir de ahi todo fluyo perfectamente, las escenas se sucedian unas a las otras como un mecanismo de relojeria, el publico se reia mucho, habia una energia arrasadora en el escenario alimentada por la energia de la gente, cada segundo fue un disfrute absoluto y habia una magia en el aire que no me voy a olvidar jamas. Al final hubieron aplausos a rabiar, flores para la directora, y muchas lagrimas de emocion y alegria.

Ahora tengo una sensacion agridulce; estoy feliz por haber creado algo, muy satisfecha con el producto y el trabajo hecho, y a la vez triste porque termino. Cuesta decirle chau a un texto con el que convivi durante meses, despegarse de personajes que me acompanaron dia y noche tanto tiempo, despedirse del grupo que con sus cosas buenas y sus cosas complicadas fue un grupo muy polenta con el que trabajamos super bien y nos divertimos mucho. Cuesta bajarse del escenario y despedirse de esa sensacion maravillosa de jugar.

Pero bueno, habra otras obras, otros personajes, otros escenarios. Show must go on.

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