viernes, septiembre 10, 2004

Iluminaciones



Dias turbulentos por dentro, de revoluciones.

La luz de mi bici dejo de andar. Tiene un sistema extrano con un coso que toca la rueda y supuestamente eso la hace prender, pero por mas que giro la lamparita, muevo los cablecitos, acerco bien el coso a la rueda no hay caso, no anda. Y yo ando a oscuras.

Hoy una nueva incursion en la Biblioteca del Pompidou me sumergio de cabeza en el mundo de la Comedie Française. Ensayos, Marivaux, Molière, Feydeau, lectura de textos, puestas en escena, construccion de decorados, pelucas trenzadas, tijeretazos y maquinas de coser para el vestuario. Mas revoluciones, recuerdos de mis primeros pasos sobre las tablas, de la arana en el estomago antes de salir a escena, de la fascinacion de los reflectores. Y bronca conmigo, odio, y entonces por que y entonces por que no.

Subi a la bici para emprender el regreso, con energia de gigante, un poco por la bronca, un poco por el entusiasmo. Pedalee a oscuras un buen rato y de golpe, sin decir electron va la veo titilar, al principio timidamente y despues con total afirmacion. Y se prendio nomas, la luz.

El otro dia chateabamos con mi gran amiga Georgina y hablabamos acerca de con que cada una siente que tiene una deuda. Nunca lo habia pensado pero la respuesta me salio como relampago. Con la luz.
Por todo lo que me dio, por estar en mi nombre, por el brillo, deuda de gratitud. Y por que a veces no le se dar cauce, porque me apago, porque no la dejo propagarse, deuda de honor.

Pero se prendio, y esta no la dejo pasar.

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