lunes, septiembre 20, 2004

Wild Side

Un domingo de puro cine. Tres peliculas seguidas, con minimo intervalo para tomar un poco de aire y volver a sumergirse. Como me contaba mi papa que pasaban en el cine del barrio, tres peliculas y ellos de purretes vestidos especialmente para la ocasion, la plata para la entrada y un sandwich en el bolsillo para comer entre una y otra.

Sobredosis de Cary Grant. Dos firmadas Howard Hawks y una George Cukor. Las tres alrededor de la tematica del matrimonio, las tres deliciosas, brillantemente tramadas. El duende endiablado de la pasion que triunfa por sobre la chatura de un casamiento aburrido, una vida ordinaria, una falsa eleccion, la llama que revoluciona las vidas y enciende las mejillas y hace brillar los ojos y rompe las carcazas y los moldes.

Y querer ser esas mujeres de piel blanca y perfecta, de cejas delineadas y labios carnosos. Y padecer cuando aparece el "the end" y se prende la luz en el cine, el espanto de ver surgir de la oscuridad las caras de la gente, sus abrigos y sus carteras, sus anteojos y sus comentarios estupidos y sus celulares. Hundirme en la butaca y desear con todas mis fuerzas quedarme del otro lado, en blanco y negro, en esos lugares sin nombre, bailando alrededor de la pileta con un vaso de champagne en la mano y atandome el sombrero con la cinta en el cuello, manejando el sidecar de noche, remando en el bote y casi caer en la catarata pero no, cubriendo la nota periodistica de mi vida corriendo contra el reloj para salvar al pobre tipo que le estan por cortar la cabeza.

Y sentirme torpe cuando a pesar mio camino hacia la salida de la sala, el cuerpo me pesa, no quiero caminar como un humano sino volar como en la pantalla. Y salir desorientada, dar vueltas sin sentido con todas las imagenes en mi cabeza, padecer horriblemente los minutos que faltan hasta que finalmente otra vez la butaca y la oscuridad y la siguiente aventura. Y saber que la unica salida es hacer de la vida cotidiana esa vida deseada, por que caminar si nos gusta volar.

Y mientras pedaleaba el camino de regreso pensaba que mi vida a veces es de este lado de la pantalla y a veces del otro. A veces floto, planeo, me deslizo, y a veces camino torpemente y abrigos y carteras y anteojos y relojes.

Y mis cosas mas preciadas forman parte de mi mundo de ese lado, del wild side, del unico lado en donde realmente vale la pena estar. Y Farfo forma parte de ese mundo. Juntos es otro color, otro tiempo, otra dimension, otra lengua, otro aire. Como si tuvieramos una cuerda de la que nos agarramos y un saltito casi imperceptible y ya estamos alla, del otro lado. Un pasadizo secreto que solo nosotros sabemos donde esta, una puerta de cuya llave somos los unicos poseedores, una contrasena que solo nuestros labios saben pronunciar.

Y el es un poco como los personajes que hacia Cary Grant en las peliculas que vi; astuto, siempre con la replica rapida y justa, gracioso, fuerte pero tierno, seductor, capaz de hacer las cosas mas extravagantes por la mujer que ama, a veces melancolico, con alma de nino y por eso jugueton y travieso, peleador, movedizo. Pero ademas de todo eso, el tiene la viveza criolla, la pisada aterciopelada de un gato en cada compas, esa risa incomparable y la capacidad de hacerme reir a carcajadas, y esa manera de acurrucarme y acurrucarse, de enredar nuestros cuerpos de un modo que me hace sentir que todo encaja y que asi, ahi, es el mejor lugar del mundo. Y por sobre todas las cosas, es un Farfo, un ser unico, irrepetible, maravilloso del que, esta claro, estoy perdidamente enamorada.




No hay comentarios.: