Erase una vez una fiesta. Erase una vez un grupo de chicas que se pusieron en pose para la foto. Erase una vez un vivo que aunque le hayan dicho no te peinés que en esta foto no salís, se metió igual.
Hasta aquí nada desconcertante ni revelador: nunca falta el que mete la mano detrás de la cabeza de alguien y le hace gestitos pseudograciosos, o el figureti de turno que pone la caripela al fondo cosa de salir sin que nadie lo advierta y variantes varias.
Pero si miramos en detalle, arriba a la izquierda, notaremos que el vivo en cuestión no solamente se ubicó estrategicamente adelante cosa de abarcar el primer plano y todas las damiselas, sino que calculó fríamente dónde posar su mano para posar en la foto.
Así es que mientras le sacamos la tarjeta roja, no podemos menos que cantarle "por esa acción, por esa acción, se merece una canción: que maestro que maestroooo!"
La identidad del winner queda protegida por obra y gracia de potochot, para no quemarlo vió? Naty: shhh.
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