jueves, noviembre 03, 2005

Canto que olvidé, sitios que dejé, dicha que perdí... hoy en la emoción de mi corazón todo vuelve a mi!*

Primer clase de teatro de este año : técnica vocal. Se reparten al azar hojitas con monólogos, poesías, textos. Agarro uno de una pila y leo,

"Traer de su casa los acentos familiares
Es traer un poco de la tierra en las sandalias.
El acento? Es como nuestro país que nos sigue!
Es este acento un equipaje invisible,
El hablar de la tierra de uno,
Que uno se lleva en el viaje!
Tener acento es, cada vez que uno habla,
Hablar de su país hablando de otra cosa.
No, no me averguenzo de mi fiel acento,
Quiero que sea sonoro, y claro, ruidoso.
Y caminar derecho, con el mismo estado de ánimo
Llevando mi acento fielmente sobre la oreja
Mi acento! Habría que escucharlo de rodillas!"

El azar no existe. La única extranjera de la clase y este texto me viene a tocar justo a mí.

Porque uno puede aprender y hablar perfectamente el idioma del lugar en el que vive, apropiarse de todos los giros idiomáticos, el argot, las expresiones. Pero en el fondo siempre se va a escuchar, como un eco profundo, el acento. Aunque a lo largo de los años se vuelva casi imperceptible, nunca se borra definitivamente. Es como una pequeña marca de nacimiento, marca de identidad que nos recuerda nunca olvidar nuestras raices.


*OIGO TU VOZ. Letra : F. García Jiménez. Musica : Mario Canaro

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