Cuando era chica, iba al placard de mi madre y me ponia los tacos, los collares, los vestidos, le usaba todo el maquillaje y payaseaba frente al espejo.
Ahora, juego a ser actri. Llevo ropa, me maquillan, me pongo frente a la camara y payaseo exactamente como cuando era gurrumina. El mismo placer, las mismas cosquillas en el estomago, la misma energia desbordante.
Y me acaban de elegir para actuar en mi primer cortometraje en Francia. Voy a ser Natalia (Natyyy, mira lo que es el azar), una presentadora de tele extravagante, muy famosa y muuy rara. Y nimporta si no es una gran produccion, lo que importa es la sensacion de ser reconocida, de que a alguien le interese el juego que propongo y tenga ganas de jugar conmigo un rato.
Porque es frustrante que ante el "jugamos a que yo era...?" te respondan un "mmm, no, vos no". Se sabe que es asi, pero es frustrante igual. Y que de repente alguien diga que si abre toda una via de entusiasmo y afirmaciones, como si de golpe las cosas se volvieran mas posibles.
Jugar, siempre. Jugarse.
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