De chica, y hasta bastante grandecita, cada vez que leía por la calle un cartel de "cambio de firma" me preguntaba por qué alguien querría cambiar su firma, por qué era necesario hacerlo público, cómo sería el trámite y ademas me mataba para encontrar una firma que me gustara, cosa que no tuviera que andar cambiándola y pasando por trámites engorrosos y carteles en la calle.
Un día, no se cómo, me entere de la cruel verdad. Y me parece tan aburrido que un cambio de firma sea lo que es que prefiero conservar mi versión caligráfica del asunto.
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