Al llegar a Buenos Aires, una semana enferma. Ahora que estoy por irme, la gripe vuelve a hacer su aparicion. El cuerpo habla.
Volvemos de La Plata, de buscar un papel para el tramite de la ciudadania polaca. Vamos a lo de la traductora a llevarselo y de golpe el sol me encandila y no veo mas. Me pongo los anteojos que usaba mi viejo para manejar, que todavia estan en la guantera. Siento un enorme malestar, me irrito, me entristezco, mi cuerpo se desarma. No se que me pasa.
De golpe, recuerdo.
La ultima vez que mi viejo salio a la calle fue justamente para ir a lo de la traductora, a firmar los papeles para poder empezar el tramite de la ciudadania. Estaba cansado y dolorido, y asi y todo quiso ir hasta alla, mi viejo siempre haciendo cosas por nosotros, anteponiendo nuestras necesidades a las suyas, mi viejo siempre generoso, siempre dando. Hoy continuo lo que el empezo, sin el. Duele.
El cuerpo tiene memoria.
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